Normalmente la mayoría de nosotros tenemos un gran anhelo de amar, y por eso nos creemos estar muy abiertos al amor.
Sin embargo, la mayoría de nosotros no nos conocemos profundamente, sino que más bien nos pensamos, nos conocemos desde un lugar intelectual, pero no conocemos nuestro mundo interior, nuestro mundo emocional, ni nos conocemos energéticamente, es decir, no somos conscientes de que es lo que dice nuestra energía sobre nosotros.
Por ejemplo, muchas veces, aunque las palabras de una persona estén diciendo algo, su lenguaje no verbal y su energía te están dando otra información. Cuando estás presente y confías en ti, puedes leer esto claramente en los demás.
Aunque se habla mucho del amor, abrirse realmente a otro ser humano es un fenómeno que rara vez ocurre, ya que nos pone en un lugar de mucha vulnerabilidad, nos obliga a despojarnos de todas nuestras corazas, psicológicas y también físicas, de nuestros personajes, nos obliga a ser auténticos, a decir nuestra verdad, aunque por eso tal vez tengamos que pagar un precio, y se nos retire el amor.
Requiere de mucha valentía, honestidad, y amor propio, mostrarse tal cual eres a otro ser humano.
Te comparto este bello texto de Osho que destila esto que te acabo de compartir. Espero que lo disfrutes.
El coraje de amar
El amor es muy raro. Conocer a una persona centrada es atravesar una revolución, porque si quieres conocer a una persona centrada también tendrás que permitirle que alcance tu centro. Tendrás que volverte vulnerable, absolutamente vulnerable, abierto.
Es arriesgado. Permitirle a alguien llegar a tu centro es arriesgado, es peligroso, porque nunca sabes qué va a hacer esa persona. Y una vez que ha desvelado todos tus secretos, que ha encontrado todos tus escondites, que estás completamente expuesto, no sabes qué hará la otra persona. Tienes miedo. Por eso no te abres nunca.
Sólo hay un vínculo y ya creemos que es amor. Se encuentran nuestras periferias, y creemos que nos hemos encontrado. No eres t periferia. En realidad, la periferia es el límite donde terminas, es tu valla. Pero ¡no eres tú! La periferia es el lugar donde tu terminas y empieza el mundo.
Incluso los maridos y mujeres que han vivido juntos desde hace muchos años pueden tener nada más que un vínculo. Tal vez no se conozcan. Y cuanto más vives con alguien, más te olvidas absolutamente de que los centros siguen siendo desconocidos.
Lo primero que hay que entender es que no se puede confundir el amor con un vínculo. Puedes hacer el amor, puedes tener relaciones sexuales, pero el sexo también es periférico. A menos que se encuentren los centros, el sexo no será más que el encuentro de dos cuerpos. Y el encuentro de dos cuerpos no es vuestro encuentro. El sexo sigue siendo un vínculo, físico, corporal, pero sólo es un vínculo. Sólo puedes permitir que alguien llegue hasta tu centro cuando no tienes miedo, cuando no estás asustado.
Hay dos formas de vivir: orientado hacia el miedo u orientado hacia el amor. Una vida orientada hacia el miedo no puede conducirte a una relación profunda. Estás asustado y los demás no pueden entrar, no pueden llegar hasta tu centro más profundo. Les permites entrar hasta cierto punto, pero después se interpone una pared.
Una persona orientada hacia el amor es alguien que no tiene miedo al futuro, alguien que no tiene miedo a los resultados y las consecuencias, alguien que vive aquí y ahora.
No te preocupes por los resultados, eso es la mente orientada hacia el miedo. Al hacer algo no pienses en lo que va a suceder. Estate presente y actúa con totalidad. No calcules. Una persona orientada hacia el miedo siempre está calculando, planeando, componiendo, salvaguardándose. De este modo malgasta toda la vida.
OSHO Extracto del libro “Coraje”